Tengo un reloj de treinta horas se pone en marcha al escribir, cuando se va la noción
y me acerco lentamente a ti. Como un torrente poderoso,mezclado el barro con el cristal,emergen hasta el papel y cobran forma, la locura y la paz.Mundo que fue, por no dejar de ser será, mi habitación de hotel con ventanas al mar.Oigo tu voz pedir lo que nunca existirá a fuerza de recordar lo que no llego a pasar. He aprendido a ser una pieza más un eslabón en la oscuridad.Hay una forma de parar el tiempo desordenando la evolución y en la prehistoria encontrar esos ojos que no puedo olvidar.No me da miedo lo que tú me digas,ni esas historias del más allá,sólo me asusta escuchar los relojes en la oscuridad.No cambiaría jamás este universo informal.