Twitter te hace pensar que eres sabio,instagram que eres fotógrafo y facebook que tienes amigos. El despertar va a ser duro.
(Leído en redes sociales)

jueves, 13 de abril de 2017

¿Cuál es el motor que mueve tu vida? (Descubre en este test el sentido de tu vida)



Resultado de imagen de el motor de tu vida¿Que te hace vibrar? ¿Qué cosa te sacude desde dentro y te quita la respiración, así sea por unos cuantos segundos? ¿Qué fuerza te hace ascender y después no quiere hacerte bajar? Hay algo que no podemos entender y que nos ocurre muy de tanto en tanto, de manera inexplicable. A veces un curioso vigor nos resucita de la monotonía. Todos tenemos algún milagro pasional escondido que nos empuja, que nos mueve al compás de un ritmo personal no imitable: impulso vital, interés absorbente, sentido de vida.

¿Qué te mueve? Pero no desde la teoría o la carga de los conceptos, sino de verdad, con los huesos y las entrañas. ¿Qué te hace conmocionar hasta perder el norte y encontrarte cara a cara con la brillantez del ingenio o la oscura sombra de la tristeza? Es que en un instante se puede justifi car la vida entera. Los motivos para vivir pueden ser extraordinarios o sencillos. Lo importante es que sean tuyos, que aparezcan en cada pulsación y se expulsen en cada bocanada de aire que te mantiene en pie.

¿Hace cuánto no te emocionas sin razones valederas, o con aquel beso inesperado, ilógico, que alguien te regala por la espalda? La modorra te ha vuelto torpe, ya no persigues imposibles, ya no te dejas asfi xiar por la ilusión, ya no te seducen las quimeras. Y si nada te mueve y nada te sorprende y apenas te ríes y casi nunca sonríes, te estás apagando. Necesitas que el frenesí de la irreverencia a veces te revuelque, como cuando no escapas de la lluvia por miedo a mojarte o dejas que el amanecer se meta por tu piel. Sé que te pasa alguna vez, y aunque te asustas, lo disfrutas, porque secretamente te rebelas y dejas correr la imaginación hasta agotar reservas. Tienes el don de emocionarte hasta rabiar, de vibrar bajo el calor de una idea, de bailotear en la meta que parecería inalcanzable, de producir vida, de mirar al sol cara a cara, de soplar en el viento, de indignarte y amar hasta reventar.

No te resignes a la quietud, a la rutina atrevida y arrogante que ostentan los aburridos. Movilízate como una manifestante de tu propia identidad, deja que tus creencias sanas te rebasen, explora el gusto de sentir los sentidos, pégate a lo que te mueve, a lo que incluso te incomoda. No te resignes a vivir de la mano de la mediocridad agarrada a lo predecible, siempre lo predecible.

Pregúntate qué quieres de verdad, qué añoras en aquel relámpago infi nitesimal que sacude antes de dormir, qué te revoluciona ¡Júrate a ti misma que nunca dejarás apagar la llama que alumbra tu esencia! ¡Enciende una fogata en tu corazón! Solo así estarás viva. Sin pasión no serás más que una triste réplica de ti misma: el pobre encanto de una existencia molesta y cansada. Tú decides si perseveras en tu ser y lo expandes o si lo haces involucionar a su mínima expresión. ¿Qué te mueve en la vida? Si no los sabes, malo; si no lo buscas, peor. Está ocurriendo

Descubre tu sentido en este enlace:
TEST (Búscate)


Vivir sin wifi: Vivir sin la tecnología posterior a 1986

 
 
Resultado de imagen de vivir sin wifiLa tecnología nos ayuda, no cabe duda, y también nos puede llegar a saturar, que ya sabemos todos que eso de estar siempre “conectados”, entre whatsapps, correos electrónicos, skype, Facebook, Twitter,.. da a veces ganas de gritar. Seguro que alguna que otra vez has pensado que vas a aprovechar el fin de semana para “desconectar”, pero sé sincero: ¿has conseguido desconectarte del todo-todo? A estas alturas de la película, nos parece que lo de vivir sin Internet, sin redes sociales y sin smartphone forma parte de otra vida, y el hecho es que olvidarnos el teléfono en casa es uno de los pocos motivos (si no el único) que nos hace volver.

Ya no hay vuelta atrás. ¿O sí?

Todo esto viene porque esta semana he escuchado en el telediario la historia de una familia de Canadá que se ha propuesto demostrar que sí, que a estas alturas sí que se puede vivir sin Internet y sin teléfono móvil inteligente. El caso es que esta familia, padre, madre y dos hijos pequeños, han decidido desterrar de sus vidas toda tecnología posterior al año 1986 (vale, ya sé que muchos de vosotros seguramente no habíais ni nacido, pero admito que yo aún me acuerdo, con nostalgia, de las cintas de vídeo Beta, de rebobinar con un boli las cintas del radiocasete y de sintonizar el canal UHF en la televisión, que sí, ¡ya era en color! ;)).

Vuelta a la tecnología de 1986

Se trata de un experimento sociológico con fecha de caducidad: hasta abril de 2018. Hasta entonces, mandarán cartas escritas a mano (les deseo suerte en la búsqueda de un buzón de correos) en lugar de correos electrónicos, verán películas de vídeo en VHS en lugar de series online o televisión por cable, los niños no verán ni en pintura un videojuego y cambiarán los smartphones por un teléfono fijo de los de disco (sí, esos que son ya casi joyas en los anticuarios).


El caso es que no son los primeros que se han propuesto superar el reto de dar la espalda a la tecnología. Ya el año pasado un periodista de Estados Unidos, hastiado y estresado por la “dictadura” de la era tecnológica, llevó a cabo un experimento similar.



Durante un año estuvo sin Internet, sin redes sociales y sin teléfono inteligente. Pero, tras un primer mes encantado de la vida y reencontrándose a sí mismo, el paso del tiempo le hizo agachar las orejas y, al término del experimento, admitió que la tecnología no era ni mucho menos el origen de todos sus males: puestos a perder el tiempo, si uno se lo propone, puede hacerlo igualmente sin necesidad de estar online y enganchado a Facebook o Twitter y, en cambio, cayó en el aislamiento social. Veredicto: a estas alturas “no se puede” vivir sin tecnología. O, al menos, no hay un motivo imperioso para tener que hacerlo.



Regreso al “futuro” y a los frigoríficos inteligentes

En el caso de esta familia de Canadá, los padres se resisten a que sus hijos tengan una infancia en la que en lugar de lápices de colores y juegos callejeros haya tablets y videojuegos y, sin puntos medios, han decidido drásticamente volver a los 80. Quizá para cuando “vuelvan al futuro” yo ya haya dado la entrada para ese frigorífico inteligente que acaban de presentar también esta semana en una feria tecnológica en Berlín y que te informa de los alimentos que te quedan en la nevera, de si los yogures te van a caducar en dos días y de la receta que te puedes sacar de la manga con las cuatro cosas peladas que te quedan.

Experimentos aparte, y al mismo tiempo que admito que a veces me dan ganas de tirar el teléfono móvil por el WC también reconozco que, en el día a día y aunque ya solo sea por la dinámica del trabajo, cuando alguna vez me he quedado sin conexión a Internet o he creído haber perdido el teléfono móvil como que muy tranquilo no he estado.

Y tú, ¿crees que a estas alturas sabríamos, o podríamos, vivir sin tecnología?