Twitter te hace pensar que eres sabio,instagram que eres fotógrafo y facebook que tienes amigos. El despertar va a ser duro.
(Leído en redes sociales)

miércoles, 29 de julio de 2015

La evolución del humor: De Gila a Dani Rovira

Resultado de imagen de gilaEl complejo mundo del sentido del humor es un ámbito muy difícil de explicar. El mejor cómico del mundo no tiene porqué hacer gracia a la totalidad del público y un simple "producto" que hace gracia provisional puede ser viral hoy día. Lo cierto es que es complicado permanecer en el tiempo siendo un crack del humor. La risa guarda particulares enigmas, mecanismos personales de difícil extrapolación.

En mi opinión, en la actualidad el monologuismo está en la cresta de la ola con los grandes "monstruos" contemporáneos como Rovira, Leo Harlem o el propio Goyo Jiménez. Pero si me hiciera a mi mismo una autoevaluación de los grandes cómicos de mi vida podría empezar con los legendarios Tip y Coll, por un lado, y el gran Gila, por otro. A partir de ahí, en aquella época, el humor se basaba en los ventrilocuos como Moreno o Mari Carmen, que pasaban con más pena que gloria. Por aquellos años, también, irrumpían cada Nochevieja los sempiternos Martes y Trece que se alargaron eternamente hasta finales de siglo XX. Pero antes, un buen día de 1982 descubrí por casualidad en Antena 3 radio a unos, que para mí, han sido, sino los mejores, casi; Gomaespuma. Siempre que he podido y me he enterado que estaban en antena -incluso con monigotes en tv o con la genial Gomaespuminglish - intentaba no perderme nada, hasta que en 2007 terminaron su aventura. No hay que olvidar tampoco que en 2011 Fesser y Cano presentaron el programa Yo de mayor quiero ser español en La 2 de tve. Hoy día, uno de los componente, Juan Luis Cano, sigue con la aventura, pero en solitario.

Paralelos a Gomaespuma, estaban los grandes y míticos Faemino y Cansado, humor del absurdo de gran calidad. No me puedo olvidar a mitad de la década de los 80 del programa de tv "Ni en vivo ni en directo" que protagonizaba un jovencísimo Emilio Aragón.

Tras Gomaespuma, poco o nada destacable en el mundo del humor con esfuerzos irrisorios, valga la redundancia, como No te rías que es peor, Al ataque, Genio y figura,  El club del chiste u  Homo Zapping, y actualmente, Muchachada Nui (cantera de muy buenos cómicos actuales) Oxido Nitroso, Ilustres ignorantes y el capitán de todos ellos El club de la Comedia (ya 16 años en antena) germen de los grandes de hoy día.

Entre unos y otros surgieron cómicos que a mí nunca me llegaron a gustar cuestión que sí ocurrió a muchísimo público como los hermanos Calatrava, patéticos en mi opinión;  Chiquito de la Calzada, aún sigo sin saber como ha podido llegar a ser tan viral este hombre; Arévalo, increíble que alguien se pueda reír con sus horrendos chistes, Lina Morgan, espectacularmente bochornosa; las hermanas Hurtado, sin comentarios;  Cruz y Raya, buenos imitadores y punto; de donde surge José Mota al que se le acabó el discurso hace un par de años, Arenas y Cal -para echar a correr-.

Muy válidos, en mi opinión Eugenio, Tricicle, Pedro Reyes, Luis Piedrahita, Pepe Viyuela o el propio Angel Garó.

Pero en la actualidad, a día de hoy,  si tuviera que hacer un top 10 me quedo con  estos grandes del humor:


1.- Dani Rovira
2.- Ernesto Sevilla
3.- Eva Hache
4.- Berto Romero
5.- Javier Cansado
6.- Goyo Jiménez
7.- Leo Harlem
8.- Joaquín Reyes
9.- Ana Mogarde
10.- Paco León.

Supongo que queda claro que no he citado a varios porque ni me merecen su atención porque no llegan a ser ni malos cómicos.

domingo, 19 de julio de 2015

Aleatoriedad en la vida: ¿Nos controlamos o nos controlan?

Mantener objetivos y planificar cómo lograrlos es necesario para obtener lo que uno quiere. Sin embargo, aunque pensemos lo que vamos a hacer, no podemos responder ante las circunstancias ni ante lo que harán los demás. La realidad es que es imposible tenerlo todo siempre controlado. Cuando la situación aparece como un obstáculo en nuestro camino, aferrarnos a nuestro plan original produce tensión porque queremos llegar sí o sí a cumplirlo. Sin embargo, la nueva circunstancia quizá lo que pide es un cambio de rumbo, otra respuesta o saber esperar.

La física y la ciencia comenzaron en 1600 cuando Galileo cambió radicalmente la forma de preguntarse por el funcionamiento de la naturaleza. Indicó que había que dejar de lado los dogmas y sencillamente, experimentar y medir. 320 años después, en la década entre 1920 y 1930, los físicos descubrieron que, contrariamente a lo que creían, la naturaleza es incierta. 

Pero, curiosamente, esas afirmaciones sobre la inexistencia de la certidumbre en la naturaleza sólo hicieron más fuerte la sensación de que la ciencia, y sus derivadas, la técnica y las diferentes tecnologías, iban a ser capaces de reencontrar la certeza y eliminar la aleatoriedad de la vida de los seres humanos.

No es así, y ¡menos mal!. La naturaleza, y una de sus derivaciones, la sociedad humana, son inciertas. Son inciertas profunda e inevitablemente. Es imposible diseñar ''protocolos'' para eliminar la incertidumbre.

En el cerebro humano, las corrientes de los iones neuronales, que son nuestra memoria y nuestros pensamientos, son inciertas. Las redes neurales interaccionan unas con otras y el resultado es una mezcla de determinismo y aleatorieidad, donde esta última no es eliminable. 

La alternativa sería que no hubiese posibilidad de prosperar en la vida, que si naciésemos con una enfermedad, fuera imposible curarla. De hecho, sólo gracias a la incertidumbre en la naturaleza apareció la vida, y sólo gracias a ella aparecimos los seres humanos. Somos fruto de las fluctuaciones imprevisibles a la hora de la duplicación de las células.

La incertidumbre es inevitable, pero aceptado esto, podemos poner medios para vivir con ella. Aceptemos la realidad, el riesgo. 

Lo que debemos hacer es aceptar la realidad de la naturaleza, y de una parte de ella que somos nosotros. 

Cuando creemos que lo tenemos “todo controlado”, nos sentimos seguros y andamos con paso firme. Vivimos procurando controlar que nuestros planes lleguen a buen puerto. Cuando ocurre algo imprevisto, nos estresamos, irritamos o enojamos. Lo imprevisto no estaba en nuestros planes y la duda se apodera de nosotros. Vivir con incertidumbre significa no saber lo que provoca inquietud y ansiedad, incluso angustia.

Para lograrlo debemos recuperar la confianza en nuestros recursos internos, en nuestro conocimiento, nuestro talento, y en nuestra capacidad de superar lo que se presente.

Otra opción es vivir sometidos a la realidad de lo que ocurre. La resignación nos convierte en víctimas de las circunstancias y de las personas. Nuestra voluntad queda en la sombra y nos permitimos ser marionetas de lo que va ocurriendo.

El modo más saludable de vivir la incertidumbre es aceptarla. Eso significa que lo reconocemos, que nos damos cuenta de que quizá es duro y difícil. Reconocemos lo que sentimos, que ahora no existen las respuestas o que quizá necesitamos ayuda. La aceptación nos permite vivir sin angustiarnos con la duda de no saber. Nos ayuda a esperar.

Si actuamos con el piloto automático, con la rigidez de que las cosas han de ser como habíamos previsto, empezamos a dar palos de ciego que no llevan a ninguna parte, o pueden incluso empeorar la situación. Para conseguir salir del atolladero, necesitamos calmar la mente y dejar de pensar de forma atropellada. Así surgirán ideas creativas y se aclararán las dudas. Fortalecer la confianza y la actitud de “yo puedo”, en lugar de nublar la mente con sentimientos de “soy incapaz”. En este paréntesis de espera podemos dejar que la vida fluya manteniendo el cuidado de uno mismo: alimentarse bien, compartir con buenos amigos, hacer ejercicio y meditar.

Si vivimos la incertidumbre desde un espacio de confianza, nos permitimos asumir riesgos, con iniciativa y sin miedo a equivocarnos. Así iniciamos el camino hacia la soberanía personal. No podemos ejercer un verdadero liderazgo sobre los demás ni sobre las circunstancias si no somos capaces de liderar nuestra propia mente, emociones y mundo interior. Si queremos dormir y nuestras preocupaciones no nos dejan, si queremos hacer deporte pero no lo hacemos, si tenemos un cuerpo poco cuidado, si pensamos atropelladamente. Esa falta de soberanía personal y de cuidado del ser nos impide responder con sabiduría ante los imprevistos.

lunes, 13 de julio de 2015

Somos instantes: La retorcida paradoja del "eterno ahora"

"Ahora y Ya" son las únicas palabras objetivas

Compréndelo: eres incapaz de moverte en el presente. En el presente no existe el tiempo. El presente siempre es un único instante. Nunca estás en dos momentos al mismo tiempo. Solamente vives un instante. No puedes ir de A a B porque solamente existe A. No hay B. 

Este mismo instante es el único tiempo verdaderamente existencial; no hay nada más. Por eso, generalmente dividimos al tiempo en tres partes: pasado, presente y futuro, pero en realidad el pasado y el futuro no son una parte del tiempo. Son parte de la mente, no partes del tiempo. El tiempo posee una única división, si es que puedes llamarla división, y es la del presente.

Nuestro cerebro necesita medio segundo de tiempo para que un estímulo pase del inconsciente al consciente, según  se ha descubierto en la Universidad de California. Según sus investigaciones, adquirimos conciencia de la realidad con cierto retraso respecto a la velocidad de los acontecimientos, tan sólo una vez que ha transcurrido medio segundo.

Nunca tenemos posibilidades de alcanzar la velocidad de los acontecimientos, ni por tanto de atrapar el tiempo que transcurre. Para que un acontecimiento pase el umbral de la conciencia y pueda ser registrado por una persona, el tiempo desempeña un papel fundamental, ya que si el acontecimiento ocurrido no dura más de medio segundo, el consciente humano sencillamente lo ignora.

El tiempo de nuestras "percepciones" está atrasado alrededor de medio segundo respecto al tiempo real de los acontecimientos. Es decir, aparentemente, el reloj interno de cada uno de nosotros está atrasado medio segundo respecto a la velocidad real de los acontecimientos. Por tanto podemos aseverar dos cuestiones claves: Nuestras decisiones necesitan al menos un segundo y sobre todo, el presente es inalcanzable para el cerebro.

¿Qué es lo que pasa realmente a nuestro alrededor? Todo lo que vemos en cada momento podría ser en realidad el 'promedio aritmético' de este propio momento con los momentos pasados.

Para nuestro cerebro cada momento presente es en realidad la suma de este momento con los momentos pasados durante los 15 segundos anteriores. De esta manera, el cerebro aprovecha la relativa 'inmovilidad' del mundo físico que nos rodea y mitiga la información visual que recibe en cada momento.

En el marco de la investigación, los científicos mostraron a un grupo de voluntarios unas imágenes consistentes en rayas paralelas pero inclinadas de alguna forma llamadas parches de Gabor. Tras mostrárselas durante medio segundo les pedían después que describieran el ángulo de su inclinación. Segundos después, volvían a mostrarles estas rayas pero inclinadas ya de manera diferente, pidiéndoles que especificaran el ángulo de inclinación una vez más. El proceso se repitió varias veces.

Siempre vivimos un solo instante. Tanto si eres un mendigo como si eres un emperador, da igual. Tu depósito temporal es el mismo, solamente de instante a instante, y no puedes moverte en él. Por eso la mente nunca emplea el presente, no puede emplearlo.

Retrocede al pasado. Allí hay muchos lugares a los que puede ir. Existe un gran depósito de recuerdos: todo tu pasado está ahí. O también puede irse al futuro. Puedes imaginártelo porque el futuro es, básicamente, tan sólo el pasado proyectado. Has vivido, has experimentado muchas cosas. Las deseas otra vez o deseas evitarlas: ése es tu futuro. 

El pasado y el futuro pertenecen a la mente, no al tiempo. Meister Eckhart dijo que no hay tiempo, solamente el eterno “ahora”. Existe un “ahora” eterno y un infinito “aquí”. 

miércoles, 8 de julio de 2015

La autodestrucción de un país enfermo (el día que Iker se fue...)

Hace muchos años, siendo yo aun muy niño pero ya aficionado al deporte imaginaba un futuro con algún español triunfando en la inalcanzable NBA, con algún piloto español de Fórmula 1 ganando algún Gran Premio, con España ganando mundiales de fútbol, de balonmano, o de basket, con ciclistas españoles dominando sin parar el Tour de Francia o con tenistas siendo los mejores del ATP año tras año porque no había forma de que no ganaran Roland Garros. Esos sueños a partir de aquellos Juegos de Barcelona 92 y del impacto deportivo de los cinco Tours de Indurain, se fueron cumpliendo poco a poco. Surgieron figuras como Pau Gasol, como Fernando Alonso, como Iniesta, Casillas, los chicos de las motos, Yago Lamela, Mireia Belmonte, Martin Fiz, Alberto Contador y sobre todo, Rafa Nadal. El himno español no paraba de sonar evento tras evento y me recordaba a los Juegos Olímpicos de Los Angeles 84 cuando parecía la canción del verano el himno de USA.

Hoy se va Casillas del Real Madrid tras dieciséis temporadas consecutivas. Yo creo que las últimas temporadas se acomodó y la influencia Mourinho le acabó por defenestrar y cierto es que sus actuaciones de las dos últimas temporadas han sido demasiado deficientes. En un negocio como el fútbol profesional eso no se perdona y es ley de vida que se vaya. Hasta ahí todo correcto. Pero lo ilógico de este país es el poder de autodestrucción que tiene para destrozar a personas, personajes y personalidades que han hecho tanto y han dado tanto por la denominada 'Marca España', no entro en el tema clubes pues eso es más discutible.

Por eso solamente gente enferma de un país enfermo insulta y pierde el respeto a Casillas, pita su propio himno nacional, se ríe de Fernando Alonso y empieza a dudar de Nadal, de Pau Gasol o de Contador.

'Chavales' sanos como Rafa Nadal, Pau Gasol o el propio Iker Casillas tienen todo el derecho de l mundo a  fallar, de estar en un estado de forma bajo, de no rendir lo que rendían cuando tenían veinticinco años y como he leído hace poco en alguna red social, alguien como Rafa si le da la gana irse dos años a pescar y no volver a saber nada del tenis seguirá siendo el mejor deportista español de la historia de este país enfermo de envidia.

lunes, 6 de julio de 2015

La brutal irrupción de Instagram.




Por qué ha irrumpido con tanta fuerza la red social INSTAGRAM y por qué, a día de hoy, es una red social vital en los adolescentes y no tan adolescentes.

A todos nos encanta Instagram, una red social agradable y sencilla. El que está en ella se siente a gusto y las horas pasan como minutos porque es eminentemente visual y termina atrapándote.

Decir de Instagram solo que es una red social es quedarse un poco cortos.

A Instagram acudimos para relajarnos, no existe el estrés en ella e impera el buen rollo. Quizá será por eso que ya supera los 200 millones de usuarios activos y más de 20.000 millones de fotografías publicadas.

Pero ¿qué es Instagram? Para quien a estas alturas aún no conozca Instagram se trata de una red social que basa su razón de ser en la imagen e integra en la misma aplicación herramientas de edición fotográfica muy sencillas, como sus famosos filtros.

Instagram es una red instantánea que permite publicar fotos a tiempo real sacándole el máximo partido a las prestaciones fotográficas con las que ya cuenta cualquier smartphone.

¿POR QUÉ EL ÉXITO DE INSTAGRAM?

1. Es una red social efímera, más aun que Twitter. Se entiende, teniendo en cuenta que está dirigida a entornos móviles.

2. Hasta su aparición, los usuarios de internet móvil llevábamos extraordinarias cámaras fotográficas en el bolsillo que no sabíamos explotar lo suficiente. Con la irrupción de Instagram se atendió a ese vacío y cambió un poco la forma que hasta entonces haciamos uso de nuestro móvil.

3. Esta red de comunicación digital se alinea mejor que ninguna en la esencia de las redes sociales.

4. Instagram representa el máximo exponente de la comunicación sensorial, pues parte de la imagen y ésta está estrechamente relacionada con la originalidad, el arte y la imaginación.

5. En Instagram se comparte no se compite. Esto es algo que conviene tener muy claro. Quién entra en Instagram para conseguir visibilidad y seguidores se ha equivocado de red, lo que no significa que no lo puedas lograr. En Instagram se participa, se comparte y desde un punto de vista funcional está hecha para eso, por eso en ella no existe la acción de “compatir o republicar”, solo publicas a tus seguidores, comentas y apruebas, -también puedes enviar publicaciones directas a tus seguidores- lo que hace que la comunicación sea más directa y el crecimiento lo conseguirás a largo plazo.

6. Es una fuente de inspiración enorme. Probablemente aquí radique una de las claves más importantes de su éxito, ha hecho que todos sus usuarios se sientan como unos fotógrafos profesionales.

7. La instantánea del momento. El hecho de llevar con nosotros las 24 horas del día un miniordenador en el bolsillo da mucho juego. Los momentos emotivos, los paisajes, las curiosidades que presenciamos, las situaciones graciosas, todo ello puede ser captado, inmortalizado y compartido, ¿qué sentido tiene que visites parajes espectaculares si no puedes contárselo a nadie?

8. Una red social con un hueco propio. Existe una gran multitud de redes sociales que aparecen todos los días. Sin embargo, hay solo unas pocas redes sociales top que todo el mundo conoce: Facebook, Twitter, Linkedin e Instagram y luego las redes que se encuentran en un segundo escalón: Pinterest, Tuenti, G+… ¿por qué? Muy sencillo, cada una de ellas cubre una necesidad y además tienen su propia estructura de funcionamiento condicionando el uso que hacemos de ellas.

Podríamos decir que:
Linkedin es la profesionalidad y seriedad.
Twitter el raciocinio, pragmatismo e ingenio.
Facebook es un cóctel de todo, porque ahí estamos todos mucho tiempo.
Instagram se ha colado en el hueco que te falta, la emotividad y creatividad.


9. Es una plataforma en el que su contenido es fácilmente exportable a otras redes sociales. Embeber el código de la publicación que más te guste es muy fácil, esto te permite incrustarlo incluso en tu propio blog, por lo que acciones de marketing como promociones y concursos pueden ser un bombazo y dotarlas de una difusión que a través del propio Instagram te sería más complicado.

Instagram es la belleza de la comunicación digital.