Partiendo del punto en el que hay que dejar claro que Colon murio sin saber que habia descubierto America, se puede decir que pocas figuras históricas han sido tan controvertidas y ofrecido tantos rasgos ambiguos como la de Cristóbal Colón, pese a que no nació con ese nombre. (Cristoforo Colombo)
Reconocido como el «descubridor de América», desde un punto de vista estricto, no lo ha sido cabalmente.
Respecto a la importancia de su hazaña hay que señalar que fue sorprendente en lo geográfico y oportuna en lo político, pero no novedosa en lo científico.
La ciencia ya aceptaba que la Tierra era un globo esférico, sabía que teóricamente se podía llegar a las antípodas navegando hacia el oeste, conocía la existencia de islas y tierras septentrionales exploradas por vikingos y daneses, y suponía que quien intentara llegar a las Indias por el poniente podía tropezar en su camino con alguna «terra incógnita».
Lo que hizo Colon fue poner constancia de todas esas afirmaciones con hechos oficiales. Pero lo que ni él ni los marinos de ese tiempo podían imaginar era la inmensa extensión de la «terra incógnita» ni la inesperada vastedad del Pacífico. Ése fue el verdadero descubrimiento científico que se inició aquel día de 1492: no sólo apareció un «Nuevo Mundo», sino que el antiguo globo terráqueo se expandió a casi el doble del tamaño que se le suponía.
En la noche del 11 al 12 de octubre el marinero Juan Rodríguez Bermejo, apodado el Trianero, dio el grito de «¡Tierra!» desde la cofa de La Pinta. Al amanecer desembarcaron en una isla (Guananahí o Walting, en las Bahamas) que Colón bautizó San Salvador. Convencido de encontrarse en dominios del Gran Kan, el navegante recorrió el archipiélago en busca de riquezas. Pero sólo hallaron forestas tropicales y nativos desnudos. Luego de tocar la isla de Juana (Cuba), la Santa María encalló irremisiblemente en la costa de La Española (actual Haití).
Colón decidió aprovechar los restos de la nave para construir un precario fuerte, que bautizó Natividad por ser 25 de diciembre. Quedaron allí unos pocos voluntarios y el resto de la expedición emprendió el regreso el 4 de enero de 1493. El Almirante capitaneaba La Niña y ordenó gobernar al norte, rumbo aparentemente erróneo. Pero una vez más acertó, pues la corriente del golfo lo enfiló sin dificultad hacia la península, mientras La Pinta de Martín Alonso era desviada por un temporal. Arribaron el uno a Lisboa y el otro a Bayona (Galicia).
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