¿Quién, en algún momento de su vida, no ha necesitado tener ante sí una persona que, con su palabra o con su sola presencia, le haya servido de puente para atravesar ese momento de dificultad o duda del que depende una idea o una decisión?
¿Qué sociedad, convulsionada y convulsa, no requiere la presencia de personas que den testimonio de paz y muevan las mentes hacia valores propios de la humanidad?
¿Qué niño o joven, en su proceso de crecimiento y maduración, no necesita alguien en quien confiar, en quien creer,y de quien esperar un modelo que le sirva de identificación?
¿Qué sociedad, convulsionada y convulsa, no requiere la presencia de personas que den testimonio de paz y muevan las mentes hacia valores propios de la humanidad?
¿Qué niño o joven, en su proceso de crecimiento y maduración, no necesita alguien en quien confiar, en quien creer,y de quien esperar un modelo que le sirva de identificación?
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