Probablemente en el siglo XXI se encuentre por fin vida extraterrestre. Pero no como la conocemos en las películas de ciencia-ficción si no, más bien, como algo ajeno a nuestro propio entendimiento.
Debemos tener claro que la vida puede no necesariamente corresponder al módelo de carbono terrestre, dado que el átomo de silicio puede construir también moléculas complejas.
Según una reciente clasificación elaborada por un grupo de científicos de renombre internacional, el principal candidato sería la luna de Saturno Titán. En la lista, en la que se valora el Índice de Habitabilidad Planetaria, Titán obtiene una nota de 0,64 sobre una escala de 1, seguido por Marte 0,59 y por la luna de Júpiter Europa 0,47.
En el satélite de Jupiter, Europa, las fotografías de la sonda Galileo han revelado un posible océano de agua oculto de 95 kilómetros de profundidad bajo la capa de hielo del sátelite. Se estima que el océano de Europa tiene tres veces más agua que la existente en la Tierra. Para la presencia de vida se requiere agua,calor y energía. Sí es acertado la existencia de un océano de agua, debemos buscar la posibilidad de los demas factores de vida. La existencia de volcanes activos en los lechos oceánicos en el satélite serían una fuente de calor para el desarrollo de vida.
Titán es el mayor de los satélites de Saturno, siendo el único del Sistema Solar que posee una atmósfera importante. Según los datos que se tienen, puede estar compuesta principalmente por nitrógeno, pero hasta un 6% puede ser metano y compuestos complejos de hidrocarburos. En 2005, la sonda espacial Cassini-Huygens descendió en paracaídas por la atmósfera de Titán y aterrizó en su helada superficie para desvelar algunos de sus secretos.
La capa gaseosa tiene menos hidrógeno y acetileno del que le correspondería por su composición y dinámica, lo cual sugiere que algún proceso desconocido está consumiendo más de estos gases de lo que podemos explicar. Y la combinación es interesante, porque es exactamente el tipo de compuestos que podría esperarse utilizara una forma de vida basada en el metano. Por lo tanto se tienen indicios indirectos pero muy sugerentes de que podría haber algo similar a una forma de vida radicalmente diferente a la terrestre dentro de nuestro propio Sistema Solar. No es fácil demostrar existencia de vida fuera de nuestro planeta, para empezar porque no tenemos una definición de consenso y unívoca de lo que es y no es la vida. Hay distintos puntos de vista entre filósofos, biólogos, químicos y otros interesados, y las definiciones no siempre coinciden. Ya es bastante complicado cuando hablamos de vida cercana a como la conocemos. Pero la cosa se complica mucho más aún cuando tenemos en cuenta la posibilidad de que existan seres y procesos metabólicos completamente diferentes a los habituales en la Tierra. Es por eso que la búsqueda de vida extraterrestre se centra en la localización de bioformas. Esas biofirmas podrían ser fósiles, como los presuntos microbios hallados en rocas de Marte.
La evidencia más sólida a favor de la presencia de precipitación de metano en Titán ha sido avistada a finales de 2010, en una época de la primavera de allí equivalente a principios de abril en la Tierra, y consistiendo tanto en la observación de grandes sistemas de tormentas en el ecuador de Titán cómo en cambios de brillo en ésa zona, las cuales se cree han sido causadas debido a la lluvia asociada a ellas. La panorámica durante el descenso muestra suaves colinas con canales de drenaje. Los canales parecen conducir a una región cercana, ancha plana y oscura. Parece incluso verse una zona de costa e incluso islas, y lo que parece ser un mar de metano, todo en un ambiente brumoso.
Las fotos muestran una compleja red de estrechos canales de drenaje que descienden desde las brillantes montañas hasta regiones más bajas llanas y oscuras. Hay lagos, costas e islas asombrosamente parecidos a la Tierra; e incluso llueve, no cuando aterrizó la nave, pero probablemente hacía poco que lo había hecho. Sin embargo la analogía acaba aquí. Titán es un mundo gobernado por sus bajas temperaturas de –179 °C con una atmósfera de nitrógeno y metano. 
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