Twitter te hace pensar que eres sabio,instagram que eres fotógrafo y facebook que tienes amigos. El despertar va a ser duro.
(Leído en redes sociales)

domingo, 22 de enero de 2012

DE PEPE A SCHETTINO


Cómo puede haber individuos tan acémilas, tan vulgares y tan mediocres que comparan el incidente de Pepe en sus acciones de mal deportista, mal compañero etc con la acción criminal, cobarde, despreocupada y negligente de Schettino, el Capitán, por llamarlo de algún modo, del Costa Concordia. Lo cierto es que han sido muchas las, en principio bromas de mal gusto, en donde se ha equiparado la acción del presunto deportista con el marinero criminal y no solo en redes sociales sino también en prensa escrita y emisoras de radio de reconocido prestigio.
Tal comparativa es tan ruin y tan rastrera que los susodichos periodistas deberían hacer un reciclaje urgente neuronal.
Si bien es cierto la actitud desvergonzada y lamentable del jugador brasileño, compararlo con la acción que conllevó a bastantes muertes y posiblemente al rescate más caro de un barco de la historia, es cuanto menos propia de personas con coeficiente sub Forest Gump.

Simplemente ver la cobardía, caradura y desfachatez de Schettino plasmada en la conversación que tuvo durante su huida con el comandante de la Capitanía naval de Livorno es suficiente para hacer un juicio sumarísimo al capitá del Concordia.

A la 0.42, ya en medio del naufragio, la Capitanía llama a Schettino y le pregunta por el número de personas que aún quedan en el barco. El capitán da una respuesta tan vaga que hace sospechar al comandante De Falco. Tan es así que le hace la pregunta fatal:
—¿Usted está a bordo?
—No, no estoy a bordo porque la nave está “appoppando”. La hemos abandonado.
—Pero, ¡cómo ha abandonado la nave!
—No… Estoy aquí, estoy coordinando la ayuda.
—¡Qué está coordinando ahí...! Vaya a bordo y coordine el socorro desde allí.


Una hora después, a la 1.46, el capitán del Costa Concordia y el responsable aquella madrugada de la Capitanía de Livorno vuelven a hablar por teléfono. En esa grabación —reproducida hasta el infinito por internet—, el capitán Schettino, a quien sus compañeros definen como un marino brillante, parece noqueado, ajeno al drama que están viviendo en ese momento los pasajeros y los tripulantes de su barco.

—Los socorristas están ya en la proa. ¡Hay muertos!
—¿Cuántos son?
—Eso me lo tiene que decir usted...
—Escuche, Schettino, hay personas atrapadas a bordo. Vaya con su lancha por debajo de la proa de la nave, por el lado derecho. Súbase a bordo y me dice cuántas personas están allí. ¿Está claro? Estoy grabando esta conversación, comandante Schettino.
—Pero, ¿se da cuenta de que está oscuro y no se ve nada?
—¿Y quiere volver a su casa, Schettino? ¿Está oscuro y quiere volver a su casa? Suba a proa por la escalera y me cuenta qué se puede hacer, cuántas personas hay y qué necesitan. ¡Ahora!
- Comandante, en este momento la nave está inclinada.
-  Entendido. Hay gente bajando por la escalera de proa. Usted recorre esa escalera en sentido contrario, se sube a la nave y me dice cuántas personas hay. ¿Entendido? Me dice si hay niños, mujeres, o personas que necesitan asistencia. Mire, Schettino, usted se ha salvado del mar, pero yo lo llevo... de verdad muy mal... se las voy a hacer pasar canutas. ¡Suba a bordo, coño!
- Comandante, por favor.
- No por favor... Suba ahora a bordo. Me tiene que asegurar que está subiéndose a bordo.
- Estoy aquí con la lancha de socorristas, estoy aquí, no me voy a ningún sitio, estoy aquí...
-  ¿Qué está haciendo, capitán?
-  Estoy aquí para coordinar el rescate.
-  ¿Qué coordina desde allí? Suba a bordo. Coordine las labores a bordo. ¿Se niega?
- No, no me estoy negando.
- ¿Se está negando a subir a bordo, capitán? Dígame la razón por la cual no sube.
- No voy porque la otra lancha se ha parado...
- Suba a bordo. Es una orden. Usted no tiene que hacer deducciones. Usted abandonó la nave, ahora mando yo. ¡Suba a bordo! ¿Está claro? ¿Me oye? Suba y me llama directamente desde allá. Está allí mi responsable de rescate.
- ¿Dónde está?
- Está en la proa. Hay cadáveres, Schettino.
- ¿Cuántos cadáveres hay?
- No lo sé... sé de uno. Escuché que había uno. Me tiene que decir usted cuántos hay. ¡Dios!

No hay comentarios: