Sísifo tuvo que empujar una pesada roca hasta la cima de una montaña y una vez arriba veía cómo ésta se le escapaba de las manos y rodaba por la misma ladera hasta llegar al llano. Sísifo,cada mañana, cuando amanecía, tenía que empezar de nuevo, y al llegar a la cumbre, la piedra volvía a rodar. Éste iba a ser su destino eterno, el precio por burlar a los dioses y por anhelar la inmortalidad. Este mito nos da muchas lecturas como son la del esfuerzo continuo, la de la tenacidad, la de la paciencia o la de la perseverancia. Según Albert Camus, cada uno de los granos de esa piedra forma por sí solo un mundo. La lucha por llegar a las cumbres basta para llenar el corazón de una persona. Por eso, en pleno esfuerzo, hay que imaginarse a Sísifo feliz.
Hoy día la cultura del esfuerzo cada vez es más preciosa, más cara y se prodiga menos. En la generación del "lo quiero todo ahora y ya" nos encontramos una posible recolecta para dentro de unos años donde no se concebirá otra cosa que la inmediatez y sino existe algo de inmediato no existirá. Un ejemplo de perseverancia es el caso de los tenistas. Todo jugador, cada temporada, empieza una temporada con una posibilidad concreta y real: caer del puesto que ocupa en la ATP. Empieza de cero , ya que los puntos conseguidos en los torneos de la temporada anterior caducan al año. Muchas figuras del fútbol, del baloncesto etc, que pasan una crisis de juego o sufren lesiones de más de un año, siguen siendo estrellas: en el tenis estarían fuera de circuito.
Algo así como vivir de las rentas. En la vida, a veces, también es así. Crea fama y échate a dormir. Pero a veces si duermes mucho, ya nadie se acuerda de tí. Vivimos en un mundo en el que el dinero es el valor supremo y es lo único que se valora. Quizá,deberíamos todos de reflexionar sobre el esfuerzo y la felicidad porque se puede afirmar que la felicidad consiste en hacer las cosas bien, con esfuerzo y con ilusión, en saber equivocarse y en aprender a rectificar, en saber aprender de los propios errores.
2 comentarios:
El problema es que Sisifo fue castigado eternamente a subir la piedra y jamás pudo librarse de ella, pero los humanos, cuando intentamos "subir la piedra" y se nos cae varias veces, tendemos a abandonar el esfuerzo por algo muy sano y que en psicología se llama "indefensión aprendida": Si no tienes un resultado satisfactorio por hacer algo, dejas de hacerlo.
Totalmente de acuerdo.
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