Al sur de la provincia de Salamanca, tras la sierra de Tamames y en el límite con las Hurdes extremeñas, se extiende la comarca de la Sierra de Francia, una zona que, junto con la contigua serranía de Béjar, contrasta por su intrincado relieve con las llanuras camperas y adhesadas predominantes en buena parte del espacio salmantino. El punto de referencia es un accidente montañoso: La Peña de Francia. Los 1723 metros de esta mole rocosa, dota de majestuosidad a tal punto.
Si Candelario fue mi primer lugar de visita turística con apenas quince días de vida, la Peña de Francia fue el siguiente de los lugares al que me llevaron mis padres con poco más de un mes.
En la Peña de Francia se encuentra el Santuario que toma el nombre del lugar, al que se llega tras un sinuoso recorrido que va ganando altura. Se dice que sobre 1434, un caballero francés llamado Simón Vela encontró en la cima la imagen de la Virgen y construyó una pequeña capilla. Los dominicos se hicieron cargo del lugar pocos años más tarde y levantaron el convento, la iglesia y la hospedería que son los edificios que componen el conjunto monumental actualmente. La plaza pertenece al siglo XVIII y la Capilla de la Blanca que está alzada sobre la cueva donde apareció la imagen completan dicha oferta.
El motivo del nombre de Peña de Francia no se sabe con certeza, como tampoco el origen de las imágenes. Sabemos que una colonia francesa figura entre los repobladores de Salamanca en el siglo XI. Muy bien pudo haber ocurrido que una colonia similar se estableciese, entonces o más tarde, en estos lugares, y por ella recibiera la comarca el nombre de la nación de origen de sus repobladores.
También hay que resaltar las extraordinarias vistas panorámicas que se contemplan desde los diversos miradores de la cima hacia cualquiera de los puntos cardinales. Tanto es así que en los días muy claros se dice que se pueden divisar las torres de la Catedral de Salamanca que se encuentra a unos 90 kilómetros.
Si Candelario fue mi primer lugar de visita turística con apenas quince días de vida, la Peña de Francia fue el siguiente de los lugares al que me llevaron mis padres con poco más de un mes.
En la Peña de Francia se encuentra el Santuario que toma el nombre del lugar, al que se llega tras un sinuoso recorrido que va ganando altura. Se dice que sobre 1434, un caballero francés llamado Simón Vela encontró en la cima la imagen de la Virgen y construyó una pequeña capilla. Los dominicos se hicieron cargo del lugar pocos años más tarde y levantaron el convento, la iglesia y la hospedería que son los edificios que componen el conjunto monumental actualmente. La plaza pertenece al siglo XVIII y la Capilla de la Blanca que está alzada sobre la cueva donde apareció la imagen completan dicha oferta.
El motivo del nombre de Peña de Francia no se sabe con certeza, como tampoco el origen de las imágenes. Sabemos que una colonia francesa figura entre los repobladores de Salamanca en el siglo XI. Muy bien pudo haber ocurrido que una colonia similar se estableciese, entonces o más tarde, en estos lugares, y por ella recibiera la comarca el nombre de la nación de origen de sus repobladores.
También hay que resaltar las extraordinarias vistas panorámicas que se contemplan desde los diversos miradores de la cima hacia cualquiera de los puntos cardinales. Tanto es así que en los días muy claros se dice que se pueden divisar las torres de la Catedral de Salamanca que se encuentra a unos 90 kilómetros.
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