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(Leído en redes sociales)

martes, 8 de febrero de 2011

EL CUENTO. "Quid pro quo"

Mario tenía mucha prisa, demasiada, iba contrarreloj. Lo cierto es que siempre estaba igual. No sabía cómo pero siempre llegaba a sus citas personales o laborales con el tiempo justo o con retraso. Mario estaba aun a seis kilómetros del lugar donde había quedado para cerrar un negocio increible que le reportaría cerca de tres mil euros con una simple operación financiera. Aun debía cruzar por la carretera del pinar, llegar a Campazas, pueblo-barrio dormitorio, aparcar y encontrar el hotel Flandes NH. Sabía aun así, lo maniático que era el magnate con el que había quedado con la puntualidad y con llevar a cabo todas las operaciones en el tiempo justo. Le quedaban 7 minutos y el señor Lasesarre y su equipo de asesores no iba a esperar ni un minuto...

Inés San josé quería ver a su nieto tras cuatro años fuera de España. Inés ya contaba con 78 años y a pesar de eso le gustaba valerse por si misma, conducir su audi A3 y no pedir ayuda por mucho que la necesitara.Su vida había conocido distintas fases, penuria, trabajo sin recompensa, epocas doradas y al final una muy buena situación económica que le permitía viajar por todo el mundo, su gran pasión. Le gustaba utilizar las nuevas tecnologías y adaptarse a los tiempos que corren pero ese día el GPS se había bloqueado y no iba de ninguna manera, no encontraba ningún satélite para ubicarse.
Cuando notó el pinchazo en la rueda no tuvo más remedio que echarse al arcén y llamar al telefóno del seguro del coche. Nada! no hay cobertura. Hoy tengo todo en contra se dijo...

Sofía estaba embarazada de siete meses y sabía que la cosa estaba complicada en el trabajo. Tanto en el suyo como en el de su pareja. Tenían que hacer muchos números para llegar a fin de mes. El trabajo en la cafetería no daba para nada, cada día había menos clientes y se rumoreaba un ajuste de personal y ella había sido de los últimos en llegar. Su marido no tenía un trabajo de los llamados de nómina. Se buscaba la vida de negocio en negocio y un mes entraba alguna buena suma de dinero y luego quizá, durante varios meses no ingresaba nada. Situación muy difícil con la llegada de la pequeña Andrea en menos de dos meses...

Mario miraba constantemente el reloj de su ford fiesta y veía que la cosa estaba complicada pero no imposible, para llegar a tiempo a la cita. Sabía que esa operación con Lasesarre era vital para su estabilidad familiar, al menos temporalmente. Faltaba un kilómetro para salir de la carretera del pinar. Casi estaba hecho. Empezaba a llover bastante fuerte y encendió el limpia...vio a lo lejos, en el arcen, dos luces intermitentes de emergencia de alguien que pensó tenía una avería...

Inés no quería esperar más. No tenía ni idea de cambiar un neumático. Su edad, aunque se conservaba bien de salud, ya no era para hacer el esfuerzo de cambiar una rueda, pero las ganas de ver a su nieto y de salir de una vez de aquella carretera le podían. Abrió la puerta cuando la tormenta se desencadenó brutalmente. Salió con el chaleco reflectante puesto y abrió el maletero para sacar la rueda de repuesto. En esto que se comenzó a notar rara. Un pequeño mareo, le sacudió cuando se había agachado. A pesar de la torrencial lluvia se apoyo en el lateral del coche para recuperarse cuando vió a lo lejos dos focos de un coche que llegaba a gran velocidad...

Mario se acercaba a las luces intermitentes a más de 160 kilómetros por hora, cuando también percibió las luces reflectantes de un chaleco y vio como una mujer mayor se encontraba apoyada contra el coche en malas condiciones. No podía parar, su negocio se le iba y medio millón de pesetas era demasiado para dejarlo pasar. Pasó de largo a pesar de que la mujer levantó tímidamente la mano para alertarle. Pero algo le empezó a "trastocale" la cabeza, no podía dejar a aquella mujer allí así. La imagen, incluso le recordó a su madre y se puso en su situación. Aminoró pero sin querer pensaba en Lasesarre y volvió a acelerar. Paro en seco,maniobró y volvió hacia atrás. Sabía que buena parte de sus necesidades económicas para los próximos meses se habían esfumado y su relación con Lasesarre quedaría muy tocada. Pensó en llamarle. No, ya que más da, se dijo. Llegó a la altura del coche salió y vio a una mujer mayor de buena presencia pero algo palida.
Esta usted bien?
Si, ya se me ha pasado, me he mareado un poco al agacharme para ver el pinchazo. Es que hijo no tengo ni idea de cambiar esto, he llamado pero no hay cobertura.
No se preocupe,  métase en el coche para no mojarse y no coja frío. Yo se la cambio en dos minutos.
Así fue, Mario no tardó en cambiar la rueda y la mujer tras darle agua y unas toallitas para limpiarse le dio las gracias.
No sabes como te lo agradezco, permiteme que te lo pague por favor. Toma.Le dijo mientras le daba un billete de 50 euros.
No, por favor, no se lo puedo aceptar. No me cuesta nada cambiar una rueda.Espero que le vaya  bien.
La mujer insistió en el billete de 50 euros pero Mario no lo aceptó. Mario montó en el coche y rechazó la idea de ir a la cita con Lasesarre y decidió irse para casa con una sensación agridulce de haber pérdido la operación pero satisfecho de la ayuda a Inés, mientras que ella reinició la marcha decidiendo ir a tomar un café para pasar el mal momento...

El jefe de Sofía cada día estaba más inaguantable. La cafetería Buenos días ya no era lo que fue y con la ley anti tabaco menos aun. Sofía cada día se cansaba más debido a su estado de futura mamá y su jefe notaba que además en los ratos de más ajetreo de clientes ella no rendía. Pero ella sabía que no podía perder el trabajo por nada del mundo así que hacía todo lo que podía y más. Ese día le tocaba cerrar y acabaría tarde. Poco antes de cerrar entró una mujer y le preguntó que si aun daban café por si habían cerrado ya la máquina cafetera. La mujer,de buena presencia, aunque parecía un poco agobiada se la intuía clase y buena situación social. La mujer al ver a Sofía se imaginó a ella cuincuenta años atrás, embarazada y trabajadora hasta el último momento.
Hola me puedes poner un café cortado y un botellín de agua.
Sí, en un momentito.
Te queda mucho para tener al bebé?
Seis semanas. Respondió Sofía. Pero no puedo dejar de trabajar, la cosa está mal y temo por mi trabajo. Para llegar a fin de mes hay que hacer malabarismos.
Me imagino. Asintió. Me recuerdas tanto a mi misma cuando tenia cerca de los treinta. Cómo te llamas?
Sofía, respondió. Ya a punto de cumplir 32.
Yo Inés. Saldrás adelante ya lo verás...
La mujer apuró el botellín de agua de Solán de Cabras y se fue dejando el importe en la mesa. Cuando Sofía recogió todo vio como la mujer había dejado junto a la nota del café seis billetes de 500 euros y una servilleta que ponía "Saldrás adelante. Firmado: Inés San José"...

Dieron las doce de la noche y tras cerrar el local se fue caminando a casa que no distaba más de cinco minutos a pie pensando lo que había ocurrido. Llegó a casa y su marido ya estaba medio dormido. Se metió en la cama y él le dijo: toda la operación se ha ido al traste.
Sofía respondió: No te preocupes Mario, saldremos adelante mientras dibujaba su cara una amplia sonrisa.

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