Twitter te hace pensar que eres sabio,instagram que eres fotógrafo y facebook que tienes amigos. El despertar va a ser duro.
(Leído en redes sociales)

jueves, 5 de diciembre de 2013

Entornos familiares seguros






 
El ambiente donde el niño crece va a favorecer o a dificultar la expresión de su potencial. También va a influir en la expresión del nuestro (sacará lo mejor, lo peor o no sacará nada). Por ello es importante que consigamos crear un estado de armonía en casa que permita obtener el máximo rendimiento del talento de cada uno de los miembros de la familia.

En mi modesta opinión me gustaría incidir en la forma de conseguir un ambiente familiar más nutritivo y rico y sobre todo seguro.

Los niños viven de acuerdo a nuestras expectativas. Si lo que les manifestamos es reiteradamente negativo; ”eres un vago, egoísta, idiota, trasto, etc.” se formarán una autoimagen de acuerdo con el espejo que les estamos enseñando, ya que la autoestima representa una condición de lo humano ya aprendida.

En una comunicación adecuada, no se deben utilizar farsas de control. Una farsa de control se produce cuando utilizamos incorrectamente las técnicas de comunicación para obtener un fin. Los mensajes negativos “tú” afectan notoriamente la mente del niño cuando provienen de un adulto importante, generando posteriormente atribuciones con las que se identifican. Para educar es necesario, en ocasiones, dar mensajes negativos, pero es importante cuidar la forma de decirlos: no insultar, no usar la culpa (“mira lo que le estás haciendo a tu madre”,”me vas a matar a disgustos”, etc.) ni el temor (“si no te portas bien, el médico te pondrá una inyección”, “te vas a caer y te matarás”). La intención de los padres al educar debe ser la de enseñar, no la de humillar ni asustar.

Según la edad de los niños (y el agotamiento de los padres) no hace falta razonarlo todo; un “porque lo digo yo” a veces es suficiente, pero no debería ser la tónica habitual.

Es importante no simular estar cariñoso o feliz cuando realmente no nos sentimos así, ya que genera confusión en el niño. Hay que ser honesto. Enfadarse no es el problema; “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo habitual, pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso ya no parece tan sencillo”. (Aristóteles) .

Es importante que los mensajes positivos (“eres fantástico”, “te queremos mucho”, etc.) sean más fuertes y más frecuentes que los negativos. Esto es fundamental hacerlo en momentos de crisis (separaciones, divorcios, nacimiento de hermanos, etc.).

¿Por qué padres que quieren mucho a sus hijos utilizan “farsas de control”?
¿Por qué repetimos conductas de cuando nos criaron a nosotros?
Por qué descargamos la tensión procedente de otro sitio (trabajo, amigos, tráfico, etc.) en casa?

Es importante que los padres y los hijos hagan cosas divertidas juntos. Los niños experimentarán sentimientos agradables (haciendo risas, juegos, deporte, yendo al cine o a comer por ahí) que les vincularán positivamente con sus padres. Los padres han de dedicar un tiempo mínimo diario para estar con sus hijos. Los psicólogos calculan que hay que estar “en casa”, ambos padres (con los niños despiertos) alrededor de 3 horas diarias. No hace falta estar encima de ellos, pero los niños deben sentir que si necesitan algo los padres estarán disponibles. Esto quizá es lo que más falta hace hoy en día, con infinidad de estímulos y con padres trabajando mucho tiempo fuera, que cuando llegan a casa no están para nadie.


Otro problema frecuente es el de los límites. Para crecer de forma armoniosa, los niños necesitan límites. Con ellos los niños conocen exactamente cuáles son las reglas. Para ello los padres tienen que ser claros, predecibles y coherentes. Nada desquicia más a una familia que los límites varíen según el día o la hora y en función del cansancio de los padres. Los límites no disminuyen la autoestima, todo lo contrario (siempre que los niños se sepan queridos) y son fundamentales para el desarrollo.

La regla es: normas claras y afecto positivo. Esto va a dejar claro que tipo de progenitores somos.

Fuente: (Familia & Salud)

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