Hay tantas cosas a las que ponemos esta muletilla... El cine ya no es lo que era, el deporte ya no es lo que era, la música (por supuesto) ya no es lo que era, incluso el trabajo y la forma de trabajar, ya no es lo que era. Esta afirmación viene dada siempre por un argumento invariable: la edad.Evidentemente un chico de 15 años no puede, lógicamente, comparar la música actual que vive de cerca con otra vivida. Podría compararla escuchando cosas antiguas pero es complicado. Pero es que se evoluciona (o involuciona) tanto que estamos en un mundo de continuos cambios y esos cambios llevan una pogresión geométrica que es lo único que me da sensación de que cada día ocupo el llamado futuro.
Sin ir más lejos, en el campo del trabajo. Hace ya catorce años que comencé a trabajar, pues bien, estoy totalmente seguro que lo que hacía en el 94 estaba, más o menos bien visto por mis responsables superiores, por mí y puedo apostar que por los propios alumnos. Pues eso que hacía no tiene nada que ver con lo que hago ahora. Y creo que lo de ahora es lo válido y no lo de hace catorce años. Por lo tanto, lo único que vale en la vida es el presente, ni pasado, ni futuro ni gaitas. Pero si miramos cada cosa con cierta perspectiva temporal me doy cuenta, haciendo gala al nombre de este blog, que todo en la vida, hasta la verdad, es relativo.
2 comentarios:
Exacto. Fíjate, si hoy le das un cachete a tu hijo por una mala actitud... es maltrato...
Besos brujos!
Con lo de la música no estoy de acuerdo pues asociamos las melodías a momentos personales, esa asociación potencia que dicha canción nos guste más o menos, por eso es que a la mayoría de la gente la música que más le gusta es la de su época. ¡Coño, que a mi madre le gusta el La la la!
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