Nos pasamos la vida desde pequeños hasta viejos a las "órdenes" de gente. De muy pequeñitos nos dicen que es lo bueno y que es lo malo: nuestros padres, profesores, familiares, amigos más mayores. Pasados los años en plena adolescencia, es cuando más sensibles somos a esas órdenes, no queremos que nadie nos mande, ni nos digan lo que tenemos que hacer y es, probablemente, cuando más lo necesitamos. La cuestión está en el modo de decirlo. Normalmente es cuando nos cae un buen chaparrón de como quiere la gente que sea nuestra vida y es cuando necesitamos capear el temporal, saber controlarnos y llegar al arte de saber decir lo que quiere la gente escuchar de nuestros labios mientras nadamos y guardamos la ropa. Sobrevivir con este arte en plena adolescencia nos prepara para cuando llegue la hora de que los familiares, amigos y profesores dejen de ser los que nos manden y aparezca el momento de los jefes. Ahí es cuando de verdad aparece el auténtico chaparrón y temporal. El tener que obedecer sí o sí para mantener tu puesto de trabajo, o bien sacar a relucir el entrenamiento de años atrás con el citado arte de saber decir lo que quieren oir. Ese arte es complicado de llevar a cabo en gente temperamental que no aguanta que se le echen encima y salta a las primera de cambio. No creo que ni una cosa ni otra sea mejor o peor simplemente creo que es una cuestión de supervivencia para conseguir el famoso bienestar social.
5 comentarios:
son las reglas a seguir para estar dentro del sistema...
igual, creo que a lo que mas nos atamos es al capitalismo/consumismo, hacemos lo que hacemos para poder parecernos a la tapa de alguna revista y no digo la caras, si vas a un kiosco de revista seguro hay alguna que diga "como ser el anarquista que quieres ser"
slds
El paso de los años tiene sus ventajas (menos mal). Antes era muy temperamental y como tú dices saltaba a la mínima. Poco a poco he aprendido el arte de escuchar y callar, y después actuar a mi manera. Así es más fácil, evitas enfrentamientos y estar de mala leche todo el día.
Ojalá pudiésemos hacer como Bartleby...
Besos.
Cómo me gusta a mí saltar sobre los charcos y salpicar a quien esté cerca cuando me cae un chaparrón...
Estoy como tú..al límite porque no quiero obedecer...
Es que tu te lo montas muy bien: Escuchas, asientes y luego haces lo que te da la gana.
Yo lo hago al revés y asi me va... primero protesto y luego hago lo que me dicen (que mal).
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