Cuando enfrentamos lo natural con lo
artificial me viene a la mente rápidamente la antítesis entre los perjudicial y
lo saludable. Hoy día que en el mundo del deporte está a la orden del día el
tema doping para mejorar fraudulentamente el rendimiento a pesar de lo perjudicial para su salud, a
nadie se le escapa que el día a día está lleno de doping para (sobre)vivir.
Poner al
máximo nuestras potencialidades naturales es tarea del entrenamiento, del
esfuerzo. Los antiguos lo llamaban "virtud", o sea la fuerza de
carácter que desde el fondo mismo de la naturaleza nos impulsan hacia desafíos
superiores. El doping participa de la
sociedad artificial, del consumismo que transforma la competencia en
competitividad. A partir de ahí me gustaría dibujar un panorama habitual de la
sociedad en la que conviven no sólo los deportistas dopados si no también
trabajadores de ocupaciones físicas que necesitan energía para su rendimiento,
modelos cuyo cuerpo es su herramienta de trabajo; estudiantes que necesitan
horas y horas de estudio y litros cúbicos de memoria, artistas, cantantes que
necesitan de un buen “subidón” para salir al escenario y hacer un papel
perfecto…
El
deportista recurre a los medicamentos para estimularse o sedarse, aumentar o
disminuir su peso, aumentar su masa muscular y su fuerza, su capacidad
cardiaca, concentración, calmar la fatiga, incluso la provocada por su
entrenamiento. En definitiva para obtener el triunfo o para conseguirlo con el
menor esfuerzo. Pero el resto de las personas que utilizan fármacos (no hablo
de enfermos), en realidad, ¿qué están realizando?
La cafeína, una sustancia comúnmente
usada en nuestra sociedad, es un estimulante y tiene efectos similares aquellos
otros estimulantes. Algunos estudios sugieren que la cafeína es beneficiosa en
deportes de resistencia, porque moviliza ácidos grasos brindado energía, sin
embargo también actúa como diurético, pudiendo producir deshidratación y
complicaciones potencialmente fatales.
Una concentración mayor de 12 mcg/ml en
orina es considerada doping; para alcanzar esta cifra, deben tomarse 6 a 8
tazas de café. Los productos que contienen cafeína son: café, Coca cola,
chocolate y medicamentos como Tegralgin,
Ornex o gingseng.
La evolución de los fármacos puede
llegar a superar más allá de lo moral
(si es que aun no ha sido superado) y
llegar a planteamientos inconcebibles como se muestra en la película “Sin
límites” (Limitless) que desliza un mensaje políticamente
incorrecto, que queda en la memoria sobre la utilización de la neurofarmacología
en individuos sanos, dejando un claro mensaje social (no sólo deportivo): "Winners
use drugs" (los ganadores usan drogas).
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