Siempre me he considerado una persona positiva pero realista y objetiva. He intentando siempre mirar el lado bueno de todo, aunque fuera una milésima de esperanza, yo ya lo exprimía para convertirlo en algo positivo y cuando algo no ha ido bien he trabajado para arreglarlo antes de quejarme o rendirme.
El problema llega cuando nos miramos al espejo y pensamos que cumplimos a la perfección el refrán de : a perro flaco todo son pulgas.
El caso es que seguro que a todo el mundo le ha pasado que, todo va bien, tu vida tiene un 99% de picos de felicidad pero un día, esos picos se convierten en un "bajón". Cuando estamos en esta situación los problemas que se presentan quizás no sean lo más duros de la vida pero seguramente se juntan varios pequeños para que acabar pensando que vas cuesta abajo y sin frenos.
De uno en uno los problemas son más llevaderos, pero cuando varias cosas se juntan, es difícil verle el lado positivo de repente a todos ellos. En definitiva, se te acumula el trabajo de búsqueda de positividad y la mente se bloquea tanto, que no ves la forma de poder enfrentarte a ellos.
La mayoría de veces somos nosotros mismos los que nos hacemos ver lo mal que va todo, lo poco que valemos o lo difícil que es salir. A veces necesitamos concienciarnos que para ser felices no necesitamos mucho (y no me refiero a dinero) sino que lo que necesitamos es aprender a valorar lo que tenemos.
Según el "El arte de no amargarse la vida" de Santandreu, "...tenemos una enfermedad y es la de que "necesitamos" mil cosas. Necesitamos ser listos, necesitamos tener una pareja, necesitamos, necesitamos y necesitamos." El problema como él dice está en que cada necesidad que nos creamos acaba siendo una carga para nosotros. Y aunque la consigamos no acabamos de sacarle provecho porque nos da miedo perderlo.
El miedo a estar como estábamos hace un año o dos...o incluso hace unos días... el no saber ir hacia atrás... ese es el gran problema. En definitiva, debemos buscar un término medio en la vida en el que podamos ser felices, que cuando vengan los problemas (o mejor dicho lo que nosotros consideramos un problema) seamos capaces de decirnos a nosotros mismos que podemos, que se puede salir, que se puede solucionar o quizás no se pueda, entonces debemos trabajar por aprender a ser felices con ese cambio. Como Santandreu dice, hay que evitar tender a creernos el centro del mundo.
El problema llega cuando nos miramos al espejo y pensamos que cumplimos a la perfección el refrán de : a perro flaco todo son pulgas.
El caso es que seguro que a todo el mundo le ha pasado que, todo va bien, tu vida tiene un 99% de picos de felicidad pero un día, esos picos se convierten en un "bajón". Cuando estamos en esta situación los problemas que se presentan quizás no sean lo más duros de la vida pero seguramente se juntan varios pequeños para que acabar pensando que vas cuesta abajo y sin frenos.
De uno en uno los problemas son más llevaderos, pero cuando varias cosas se juntan, es difícil verle el lado positivo de repente a todos ellos. En definitiva, se te acumula el trabajo de búsqueda de positividad y la mente se bloquea tanto, que no ves la forma de poder enfrentarte a ellos.
"El objetivo es aprender a controlar lo que nos decimos a nosotros mismos sobre las cosas que nos pasan en la vida"
La mayoría de veces somos nosotros mismos los que nos hacemos ver lo mal que va todo, lo poco que valemos o lo difícil que es salir. A veces necesitamos concienciarnos que para ser felices no necesitamos mucho (y no me refiero a dinero) sino que lo que necesitamos es aprender a valorar lo que tenemos.
Según el "El arte de no amargarse la vida" de Santandreu, "...tenemos una enfermedad y es la de que "necesitamos" mil cosas. Necesitamos ser listos, necesitamos tener una pareja, necesitamos, necesitamos y necesitamos." El problema como él dice está en que cada necesidad que nos creamos acaba siendo una carga para nosotros. Y aunque la consigamos no acabamos de sacarle provecho porque nos da miedo perderlo.
El miedo a estar como estábamos hace un año o dos...o incluso hace unos días... el no saber ir hacia atrás... ese es el gran problema. En definitiva, debemos buscar un término medio en la vida en el que podamos ser felices, que cuando vengan los problemas (o mejor dicho lo que nosotros consideramos un problema) seamos capaces de decirnos a nosotros mismos que podemos, que se puede salir, que se puede solucionar o quizás no se pueda, entonces debemos trabajar por aprender a ser felices con ese cambio. Como Santandreu dice, hay que evitar tender a creernos el centro del mundo.
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