Este no es un artículo sobre cómo compensar los excesos navideños, trucos para no engordar, etc., con los que nos están bombardeando durante estos días. Porque lo verdaderamente importante no es lo que comas en Navidad sino durante el resto del año.
La Navidad empieza casi en octubre, cuando llegan los polvorones a los supermercados, y esto contribuye a sobrealimentar nuestro ambiente obesogénico
Nos encanta celebrarlo todo rodeados de montañas de comida. La Navidad es esa época del año en la que las comilonas se cocinan mientras repasamos el año que termina y nos marcamos los nuevos propósitos para el que está a punto de comenzar. Esta mezcla puede tener resultados fatales si nos dejamos llevar por los tópicos navideños, o por el contrario, puede suponer un punto de inflexión en nuestro estilo de vida.
Durante estos días es frecuente que escuchemos o leamos en los medios de comunicación mensajes que no se acompañan de ningún dato sólido que los respalde y que se lanzan sin más. Ayer, por ejemplo, escuché en un informativo que como este año las fiestas caen en fin de semana, se calcula que las personas engordarán la mitad de lo que suelen hacerlo de media cada año por estas fechas. ¿Y durante el resto del año?
A este tipo de mensajes confusos hay que sumarle que a la sociedad de consumo no le interesa que las personas estén a gusto con su cuerpo, porque de esta manera consumen menos. No debe extrañarnos que la publicidad tenga como objetivo crear personas insatisfechas con su aspecto físico, que persiguen cánones de belleza irreales. La belleza es un concepto subjetivo, que no tiene absolutamente nada que ver con el estado de salud de una persona.
En enero tampoco vas a necesitar desintoxicarte de nada. Simplemente deberás retomar tu rutina de hábitos saludables.
Si quieres mejorar tu salud debes alimentarte bien durante un largo periodo de tiempo y así durante algunos días al año podrás relajarte y simplemente disfrutar del momento, porque ya tendrás la tarea hecha. El problema es cuando llegamos a Navidad sin haber hecho los deberes, suspendemos y queremos que no se note que no nos hemos ocupado de cuidar nuestra alimentación.
Deja de preocuparte por lo que vas a comer y engordar en Navidad y empieza a ocuparte de lo que comes durante el resto del año. Tu estado de salud es el resultado de tus hábitos. Si tu estilo de vida se caracteriza por alimentarte a base de comida de verdad (verduras, frutas, legumbres, cereales integrales, semillas, huevos y algo de pescado o carne) es bastante probable que durante la Navidad lo mantengas. Si sueles basar tu alimentación en el consumo de productos ultraprocesados, pocas frutas y verduras, también es bastante probable que lo mantengas. Con esto trato de decirte que tus hábitos de alimentación serán (casi) los mismos durante las fiestas y que lo realmente importante es lo que haces entre Navidad y Navidad.
La Navidad son 2 días de 365. Hoy en día, la Navidad casi empieza en octubre, cuando llegan los polvorones y turrones a los supermercados, y esto contribuye a sobrealimentar más nuestro ya nutrido ambiente obesogénico. Así que como regla general, aplicable al resto del año, te recomiendo que evites hacer la compra en los supermercados y que vayas más al mercado. De esta manera aumentarás las posibilidades de realizar buenas elecciones alimentarias. Si quieres, puedes cambiar el ambiente que te rodea, independientemente de la época del año que sea.
Convierte el “comer sano” de un propósito a un hábito. La Navidad puede suponer en un punto de inflexión en tu estilo de vida. Si de verdad quieres cambiar tu estilo de alimentación, busca motivos para querer hacerlo. Pueden ser desde ahorrar dinero en tu cesta de la compra, mejorar tu estado de salud o simplemente verte mejor. Lo que sea que te motive para llevar a cabo el cambio. La motivación es tener motivos para querer conseguir algo.
Come menos y disfruta más de los momentos. Suena a tópico, pero no es necesario comer hasta reventar en cada celebración durante estas fiestas. Se trata de disfrutar sin tener que pasarte el día siguiente acordándote de tu familia entera y sin poder moverte. Así que te recomiendo que comas lo que te apetezca pero controlando las cantidades.
Consejo spoiler. Te adelanto que en enero tampoco vas a necesitar desintoxicarte de nada. Simplemente deberás retomar tu rutina de hábitos saludables (si ya la tenías) o buscar tus motivos para tenerla.
Un artículo de Laura Saavedra.
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