GENTILICIOS Y PATRONIMICOS

Los nombres con los que se designa a los habitantes de un lugar, sea país, zona, pueblo o ciudad, siempre fue uno de los campos que más curiosidad me dio en la clase de lengua en el cole. Son los llamados GENTILICIOS. Junto con éstos se estudiaban otros dos nombres raritos: TOPONIMICOS y PATRONIMICOS. Los primeros son el nombre de dichos lugares o ciudades y los segundos la formación de apellidos.

Sobre los GENTICILIOS, dándole vueltas, vemos como la mayoría son de fácil ubicación, pues algunos como español, americano, zaragozano o leonés se pueden sacar con celeridad de donde pertenecen, pero hay otros que hay que saber latín, valga el dicho, para conocer sus orígenes. Recuerdo las excepciones que más nos obligaban a estudiar. Eran las típicas preguntas de examen: mirobrigense, bilbilitano o astigitano, correspondientes a los nacidos Ciudad Rodrigo, Calatayud o Écija, respectivamente.

Pero estudiando este fenómeno lingüistico más en profundidad te encuentras con algunos muy sorprendentes como que los nacidos en Alcalá de Henares son complutenses por la antigua villa romana de Complutum, así como los de Almería que además de almerienses se les llama Urcitanos, que a los de Guadalajara se les denomina arriacenses o algunos que nunca pensé en ellos como son los habitantes de Tokio que se les llama tokiotas.

Pero aparte de ello, alguien sabía que a los madrileños se les puede llamar matritenses, y a los vallisoletanos, de forma culta se les llama pincianos (aparte de pucelanos)? Para algún amante de los gentilicios raros podéis visitar este link

El otro palabro raro, rarito es el de PATRONIMICOS, o sea, los apellidos. En España, parece ser que el sufijo “EZ”,"AZ" y "OZ" debió significar en la época visigoda “hijo de” o sea, Hernández, Martínez, Domínguez o Sánchez es algo así como hijo de Hernández, de Martín, de Domingo o de Sancho. Aunque alguna teoría dice que ese sufijo es un préstamo del euskera. Normalmente era recogido del nombre del padre y así se iba sucediendo, pero a partir del siglo XVI es cuando muchas familias buscan una “etiqueta” que les diferencie aun más y buscan lugares, ciudades, cosas, objetos, adjetivos, incluso motes ,de ahí surgen algunos como BLANCO, MONTES, PINTO o CASTILLO.

Y en España a partir de 1870 se regula por ley el uso de apellidos y ya no es una elección de cada individuo, sino una norma administrativa tomando el primer apellido paterno y el primero materno.
Y todo eso ha llevado a lo largo de la historia, sobre todo, la historia reciente combinaciones algo cómicas que al sujeto en sí que lo portaba, le hacían algo famoso pero en ocasiones motivo de mofa y befa de la gente. Cosa que en el cole aun se siguen oyendo risitas al pasar el profe alguna lista y sino mirad estas combinaciones reales:

Antonio Bragueta Suelta. Señora Macarrilla Franco. Miguel Marco Gol. Ana Mier de Cilla. Rosa Pechoabierto y del Cacho. Evaristo Piernabierta Zas. Pedro Trabajo Cumplido. Miren Amiano. María Concepción Culo Bonito. Antonio Antonio Antonio (¿Antonio al cubo?)

Lo cierto es que todos llevamos nuestra etiqueta y estamos continuamente sujetos a análisis y examenes.