BRUJAS

Hablaban sobre Brujas (Bélgica) que era una pequeña ciudad de cuento con casitas y monumentos de una gran estética y diferente a lo demás. Cuando llegué a Brujas la verdad que si que era algo así como lo contaban pero cuando llegó la noche la ciudad mejora aun más con la iluminación asemejándose a un cuento de hadas.

A Brujas, le llaman la Venecia del Norte, es una ciudad amable, que conserva un rico legado de los tiempos –ya lejanos- en los que fue metrópoli potente, con un poderío económico que se vino abajo cuando perdió su cualidad portuaria.
Hoy Brujas tiene una vida apacible. La belleza de sus casas, el encanto de sus canales, el orgullo de sus viejos edificios, hace de la urbe un destino apetecible para mucha gente amante de la belleza y el arte.

En el mismo viaje, pues está a 45 kms, visité Gante. Nadie me había hablado de Gante, habían puesto a Brujas por las nubes, y Gante me pareció otra gran ciudad diferente a lo visto habitualmente. Un contiuum de monumentos del típico arte flamenco, acompañados de un paseo en carroza te dan una visión de como era la vida del siglo XVII en plena efervescencia del reino de Flandes.

Quizá en medio de mucha vulgaridad hay siempre una islita.