César, un atractivo joven que ha heredado de sus padres una gran fortuna, vive en una espléndida casa en la que organiza lujosas fiestas. Cuando una noche conoce a Sofía y se enamora de ella, Nuria, su antigua amante, se muere de celos. Al día siguiente, yendo en coche con César, intenta suicidarse. Cuando César se despierta en el hospital, descubre que su rostro ha quedado horriblemente desfigurado.
“Abre los ojos” rompe con los límites entre la realidad y los sueños, entre el subconsciente y la consciencia. Realiza un planteamiento revolucionario acerca de los extraordinarios alcances de la subjetividad humana, de la percepción de lo que se supone que es “real” y lo que “no es real”. Destroza coordenadas espacio-temporales y físicas, rompe con todas las leyes lógicas que hemos establecido para mantener unas referencias a las que podamos recurrir siempre que nos sintamos caer en el abismo de la locura, del caos y de lo desconocido. En “Abre los ojos”, la superficie es algo ilusorio y accesorio, mero trámite hacia un viaje interior apasionante y también angustioso, hacia las infinitas posibilidades de la psique y la inmensa cantera de miedos, sufrimientos, complejos, inseguridades e ilusiones. Es un acelerador que salta las barreras y nos estampa de lleno y brutalmente contra nuestras peores pesadillas y que deja suelto sin ataduras un festín onírico.
¿Qué haríamos si toda nuestra vida cambiara en un instante?
¿Qué estaríamos dispuestos a hacer por desesperación?
¿Sabemos distinguir los sueños de la realidad?
¿Quién puede controlar los sueños?
Si nos dieran la opción de elegir, ¿podríamos lograr que todo funcionase tal y como lo deseamos?
¿Qué es mejor, la realidad o los sueños?
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