Auténtica película de los ochenta (1988) donde un jovencito Tom Hanks se ve envuelto en la odisea de ser mayor de repente cuando el genio Zoltar convierte su mas grande fantasía en realidad, ser adulto, situación que le deparará momentos tanto alegres como dolorosos, en una mágica travesía por el mundo real.
Historia bastante repetida después en muchos estudios de cine pero que en esta ocasión a base de una historia divertida y desenfadada, nos muestra como un niño en un cuerpo de hombre se dedica a pasárselo genial pero teniéndose que adaptar unas veces al mundo adulto y otras, poniendo en evidencia a los adultos con las rigideces de la vida de éstos.
¿Cuántas veces hemos querido mantener el espíritu infantil pero rápidamente ha habido algún listo que nos ha frenado?
En definitiva una bellísima historia llena de sentimientos donde el contraste del mundo adulto frente al de los niños se explora de forma inteligente, asequible para grandes o chicos, un viaje en busca de una identidad casi perdida y el encuentro con una realidad alternativa, no sólo llena de pesadumbre existencial (la monotonía, el materialismo, la hipocresía y la envidia) sino también con sentimientos que no desaparecen jamás (el amor, el respeto, la amistad y la inocencia). Una cinta que aunque no ahonda en estos temas con profundidad, los explora y los obsequia al espectador como momentos que nos harán recordar lo maravillosa que es la vida.
Cuenta con una más que genial interpretación de Tom Hanks (que probablemente fuera su definitiva lanzadera) como un tímido y juguetón niño en plena edad de búsqueda de si mismo.
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