Unos años antes de que comience la Segunda Guerra Mundial, un joven llamado Guido llega a una ciudad de la Toscana (Arezzo) con la intención de abrir una librería. Allí conoce a Dora y, a pesar de que es la prometida del fascista Ferruccio, se casa con ella y tiene un hijo. Al estallar la guerra, los tres son internados en un campo de exterminio, donde Guido hará lo imposible para hacer creer a su hijo que la terrible situación que están padeciendo es tan sólo un juego.
"La vida es bella", posiblemente sea el más hermoso canto al optimismo, que haya hecho la industria del cine jamás. Roberto Benigni logra crear una película, donde los momentos de comedia y de drama, se suceden con una gran inteligencia y sobre todo, con una maestría fuera de toda duda.
La historia es desenfadada, tierna, pero al mismo tiempo posee una gran profundidad y desde una óptica positiva, el italiano recrea lo que significó el holocausto nazi.
En definitiva, todo es maravilloso en "La vida es bella" y se trata de una película, que con el paso del tiempo adquirirá el carácter de clásico y que no dejará indiferente a nadie. Así que pocas veces, tantos premios fueron tan merecidos en una obra, donde por encima de todo reina el amor y eso, cuando se está rodeado de tanta barbarie, tiene sin duda mucho mérito.
Hay algunas películas que además de ser buenas, te aportan algo nuevo o te dan un punto de vista distinto de las cosas. Esta es una de ellas. Te hace reflexionar. Si bien sabíamos que la vida es mejor o peor dependiendo de cómo afrontemos las situaciones, y de cómo encajemos los golpes, aquí se muestra de una manera convincente y a la vez imaginativa. Y eso es precisamente lo más destacable que ofrece. La imaginación. De todos modos hay que reconocer que un personaje como el protagonista resulta inimaginable en la vida real.
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