Llego a una conclusión que me entristece: uno se conecta a la radioo a la tele y sabe perfectamente qué va a escuchar o que va a ver, qué va a decir cada una de las personas que habla, qué viene a continuación...
La radio y la televisión se han vuelto 100% previsibles. Todas las emisoras convencionales (acaso se llaman así por eso) emiten exactamente los mismos programas a las mismas horas:los informativos, siempre a la misma hora; las tertulias políticas, siempre a la misma hora; la tertulia de sociedad y corazón, siempre a la misma hora; el deporte, siempre a la misma hora; las confidencias de los oyentes, siempre a la misma hora... Echamos de menos algo de improvisación, de incertidumbre, algo de magia.
La radio siempre fue eso, magia, pero cayó presa de la información y de las tertulias, que no la dejan mostrarse con la coquetería con que lo hiciera en otros tiempos. Tiempos que, me temo, no volverán.
La radio y la televisión se han vuelto 100% previsibles. Todas las emisoras convencionales (acaso se llaman así por eso) emiten exactamente los mismos programas a las mismas horas:los informativos, siempre a la misma hora; las tertulias políticas, siempre a la misma hora; la tertulia de sociedad y corazón, siempre a la misma hora; el deporte, siempre a la misma hora; las confidencias de los oyentes, siempre a la misma hora... Echamos de menos algo de improvisación, de incertidumbre, algo de magia.
La radio siempre fue eso, magia, pero cayó presa de la información y de las tertulias, que no la dejan mostrarse con la coquetería con que lo hiciera en otros tiempos. Tiempos que, me temo, no volverán.
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