Cuando acabé ayer de escribir mi post acerca de ‘comerse el mundo’ y lo dejé en RECUPERAR EL RITMO, tenía más o menos claro sobre qué escribir hoy, pero pasado el día no tengo ni idea de que tema tratar. Más o menos quería hablar de cómo volver a la rutina tras tanta fiesta. Pero lo mejor para recuperar el ritmo es olvidarnos cuanto antes de la Navidad y mirar ya hacia Carnaval y Semana Santa, esas vacaciones que yo llamo “islotes”. Se dice que el ritmo es el flujo de movimiento controlado o medido, sonoro o visual, generalmente producido por una ordenación de elementos diferentes del medio en cuestión y también se dice que existe ritmo en las infinitas series de actividades, como el dormir y despertarse, la nutrición y la reproducción que gobiernan la existencia de todo ser vivo.
Yo pienso que el ritmo de vida lo marcan dos conceptos que concibieron los romanos de una manera muy clarividente el ocium y el neg-ocium. Pasamos el tiempo trabajando o cumpliendo con nuestras obligaciones para que llegue el tiempo de ocio y descanso. Ese es el auténtico ritmo de vida que nos hace sobrevivir en el trabajo para darnos el regalo del ocio. Todo está muy bien inventado pues si el ocio fueran cinco días y el negocio dos (al contrario de cómo lo tenemos ahora) ese ritmo sería más bien arritmia y no evolucionaríamos más que a la desidia y la apatía. Además a la hora de disfrutar del descanso no se saborearía de igual manera. Si sumamos a todo esto que nuestro neg-ocium nos gusta y nos agrada, el ritmo del día a día nos permitirá llegar al fin de semana y a los “islotes” vacaciones a toda velocidad. Pero si todo esto va a toda velocidad nuestro tiempo también se consumirá a toda pastilla y se mostrará cada vez de forma más extraña nuestra particular SENDA DEL TIEMPO.
Yo pienso que el ritmo de vida lo marcan dos conceptos que concibieron los romanos de una manera muy clarividente el ocium y el neg-ocium. Pasamos el tiempo trabajando o cumpliendo con nuestras obligaciones para que llegue el tiempo de ocio y descanso. Ese es el auténtico ritmo de vida que nos hace sobrevivir en el trabajo para darnos el regalo del ocio. Todo está muy bien inventado pues si el ocio fueran cinco días y el negocio dos (al contrario de cómo lo tenemos ahora) ese ritmo sería más bien arritmia y no evolucionaríamos más que a la desidia y la apatía. Además a la hora de disfrutar del descanso no se saborearía de igual manera. Si sumamos a todo esto que nuestro neg-ocium nos gusta y nos agrada, el ritmo del día a día nos permitirá llegar al fin de semana y a los “islotes” vacaciones a toda velocidad. Pero si todo esto va a toda velocidad nuestro tiempo también se consumirá a toda pastilla y se mostrará cada vez de forma más extraña nuestra particular SENDA DEL TIEMPO.
1 comentario:
Pero va en serio esos dos términos?. O te lo has inventado... yo no lo había oído nunca pero está muy bien.
Respecto al video que has colgado en tu web, no se ve. Se queda bloqueado.
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