Saber perder con elegancia, felicitar y agradecer al vencedor el tiempo que nos ha dedicado. No es que por saber perder no se sea competitivo, sino que una derrota no puede hacernos perder nuestro saber estar. Nada más insufrible que ver a un mal perdedor fuera de si. Una persona que no sabe contenerse es, como mínimo peligrosa, pero lo que es peor, insoportable. Entendemos por mal perdedor no solamente el que dice lo que no debe, sino el que actúa o gesticula poniendo de relieve que no sabe asumir su derrota.
Si no se sabe jugar, sencillamente no se juega, pero nunca se pierde la calma y mucho menos por un juego. No es que uno sea frió como hielo o que no le apasione el juego, es que el gusto por el juego debe superar al gusto por la victoria.
Si nos ganan jugando mejor, pues es de lo que se trata, de contrastar habilidades. Si nos ganan por suerte o por injusticias del árbitro o del juez, pues se acepta igualmente, porque cuando se empieza a jugar se aceptan las reglas.
En esta sociedad tan competitiva, no es raro que todos intenten destacar. Está configurado en nuestras mentes que hay que ser los mejores, y vivimos constantemente comparándonos con otros en diversos ámbitos y áreas de nuestro quehacer. Pero no se puede olvidar la importancia de saber perder y aceptar, que en ocasiones, no siempre todo saldrá bien
Saber ganar, creo que es más difícil, saber ganar tiene sus reglas. Igualmente insufrible que un mal perdedor es un vencedor presuntuoso. Lo primero que ha de hacer un vencedor es dirigirse a su adversario deportivo y valorar su juego. Los que ganan siempre van aprendiendo poco a poco a saber ganar elegantemente, los que ganan de vez en cuando deben saber distinguir sus victorias de sus derrotas y los que ganan por primera vez después de muchas derrotas son los que verdaderamente saborean y saben el verdadero valor de una victoria. En mi época de deportista, más concretamente de atleta velocista, me consideré siempre un ganador, un ganador moderado que nunca se iba de la pista sin dar la mano a todos los contrincantes, las derrotas me “duraban” casi tres días y no paraba de analizarlas para que no volviera ocurrir. El ganador es el tipo de persona que tiene un alto grado de confianza , un alto grado de orgullo pero sobre todo tiene que ser un auténtico caballero tras la competición pero nunca antes. Nunca entendí a Indurain dejando ganar, siempre entenderé y admiraré a Mercx, a Federer, a Michael Johnson, a Maradona, Michael Phelps, a Michael Jordan, a todos esos que Dios les tocó con la varita del talento y no lo desperdiciaron ni un solo momento aunque solo fuera por respeto a los aficionados y seguidores. El que regala una victoria no debería volver a ganar nunca, no debería competir en TODA SU VIDA.
Si no se sabe jugar, sencillamente no se juega, pero nunca se pierde la calma y mucho menos por un juego. No es que uno sea frió como hielo o que no le apasione el juego, es que el gusto por el juego debe superar al gusto por la victoria.
Si nos ganan jugando mejor, pues es de lo que se trata, de contrastar habilidades. Si nos ganan por suerte o por injusticias del árbitro o del juez, pues se acepta igualmente, porque cuando se empieza a jugar se aceptan las reglas.
En esta sociedad tan competitiva, no es raro que todos intenten destacar. Está configurado en nuestras mentes que hay que ser los mejores, y vivimos constantemente comparándonos con otros en diversos ámbitos y áreas de nuestro quehacer. Pero no se puede olvidar la importancia de saber perder y aceptar, que en ocasiones, no siempre todo saldrá bien
Saber ganar, creo que es más difícil, saber ganar tiene sus reglas. Igualmente insufrible que un mal perdedor es un vencedor presuntuoso. Lo primero que ha de hacer un vencedor es dirigirse a su adversario deportivo y valorar su juego. Los que ganan siempre van aprendiendo poco a poco a saber ganar elegantemente, los que ganan de vez en cuando deben saber distinguir sus victorias de sus derrotas y los que ganan por primera vez después de muchas derrotas son los que verdaderamente saborean y saben el verdadero valor de una victoria. En mi época de deportista, más concretamente de atleta velocista, me consideré siempre un ganador, un ganador moderado que nunca se iba de la pista sin dar la mano a todos los contrincantes, las derrotas me “duraban” casi tres días y no paraba de analizarlas para que no volviera ocurrir. El ganador es el tipo de persona que tiene un alto grado de confianza , un alto grado de orgullo pero sobre todo tiene que ser un auténtico caballero tras la competición pero nunca antes. Nunca entendí a Indurain dejando ganar, siempre entenderé y admiraré a Mercx, a Federer, a Michael Johnson, a Maradona, Michael Phelps, a Michael Jordan, a todos esos que Dios les tocó con la varita del talento y no lo desperdiciaron ni un solo momento aunque solo fuera por respeto a los aficionados y seguidores. El que regala una victoria no debería volver a ganar nunca, no debería competir en TODA SU VIDA.
1 comentario:
Yo siempre pierdo en todos los juegos, asi que siempre pongo cara de "no si ya lo tengo asumido". Asi que por si casualidad gano algún día algo, no se poner una cara correcta de ganadora y creo que me excedo en mi sonrisa de oreja a oreja.
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